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jueves, 10 de enero de 2013

CRÓNICA MOTERA 1



CARNAVALESCO PASEO

Por lo general los paseos se planifican con anticipación para que todo salga bien, pero en nuestro caso en especial esto no sucede con frecuencia porque pensamos que las cosas planeadas son cuadriculadas y no aceptan modificaciones drásticas que afecten el plan anticipado. Por eso las crónicas que de ahora en adelante se hagan serán el producto de una improvisación con todos los imprevistos que conlleve el viaje, que a la larga son las cosas que le dan el toque especial a las travesías. Sin joder tanto con tanta palabra arrancamos…..

Sábado 5 de enero en la tarde, con trabajo todo el día y pensando en que no habíamos podido ir a disfrutar de los carnavales de negros y blancos (antes eran conocidos como de blancos y negros), sin dinero y pensando en ir el próximo año. Afortunadamente el incumplimiento de algunos (léase integrantes de LDB FC) daban una pequeña luz para una travesía matadora en lo físico pero económica, que en estos casos es lo más importante.  La idea de viajar de noche nunca ha sido de nuestro agrado pero dado las circunstancias y el saber que íbamos acompañados de MUCHAS motos nos hicieron pensar en la aventura y decidirnos a última hora (tan raro) en decirle si, al viaje.  3:30 de la tarde y arrancamos a organizar la maleta con todo lo básico que necesitamos para un viaje nocturno a tierras frías y luego para jugar solamente el día de los blancos el 6 de enero y devolvernos. Habían dicho que la salida era a las 4.30 de la tarde, por eso el afán de salir a empacar todo; pero afortunadamente se trata de Milton (mi hermano) y el cumplimiento estricto de horarios en él, es algo que se incumple con frecuencia, así que el retraso suyo era tiempo a nuestro favor para encontrar la combinación de ropa que llevaríamos debidamente empacada para agilizar los cambios repentinos de indumentaria.

Y así empezó el viaje: con un pequeño retraso de 3 horas que nos dieron tiempo de empacar, desempacar y nuevamente empacar, también de impacientarnos y pensar que nos habían dejado tirados o que el viaje se cancelaba. Incertidumbre, angustia y temor a que la recarga de 1000 pesos se acabara con las llamadas para saber el progreso de los preparativos ajenos para el viaje.

Llegó Milton acompañado de MUCHAS motos (3); Edwin con la sonriente Ana, John Freddy con Leidy y Héctor con su pareja. Arrancamos a las 7:30PM rumbo a Pasto. En Tunía hicimos la primera parada para la dosis de café respectiva para mantenernos despiertos, algunos usamos el baño para deshidratarnos(?), otros como Héctor empezaron con las paradas no programadas para cambiarse de ropa en un hotel o casa de paso en el pueblo; y seguimos con la ruta hasta que empezaron los imprevistos: una llanta pinchada de la moto de Edwin hizo que la velocidad de recorrido se disminuyera a 80 Km/h y empezó la paridera por conseguir una vulcanizadora o en su defecto una bomba donde tuvieran aire, pero al parecer es imposible encontrar abierto un local en la noche caucana.

La próxima parada fue en Popayán para buscar un sitio que nos pudiera ayudar con esa llanta, pero el resultado fue el mismo NADA. Seguíamos al ritmo del pinchado y en esas por no leer, cogió el camino incorrecto; a esperar a que nos alcanzara después de hacer el retorno necesario nos abordó un sujeto en moto con su novia preguntando por nuestro viaje y solicitándonos si nos podía acompañar, así conocimos a Walter y su novia ahora conocidos como los 2 nuevos mejores amiguis. Ya eran 6 motos en un recorrido frio y oscuro. Llegamos a Rosas, y en un intento por dar aire a la llanta maltrecha de la moto de Edwin apareció el maletín de Milton (A.K.A. McGiver) donde se guarda desde alimento para hámster hasta una llave de tubo(?) y con una bomba para inflar juguetes sexuales empezamos a inflar la llanta o morir en el intento, pero fracasamos aunque demostramos que somos, fuimos y seremos buenos pajeros(?). Entonces miada grupal amarre del maletín y a seguir el curso buscando una puta bomba con aire o una vulcanizadora abierta. Así llegamos a un Piedra Sentada y al fin una vulcanizadora abierta y custodiada por 4 policías, el problema era que la vulcanizadora no tenía operario, entonces ¿adivinen qué?, si la respuesta fue: siguieron de largo; la respuesta es: ¡NO! Pedimos prestadas las instalaciones y la herramienta para autoservicio y ver si podíamos continuar. Curso express de vulcanizadores para Edwin, Milton y Moro (osea yo), mientras tanto el resto aprovechó para dormir un poco dibujar de nuevo la rayita y recargar baterías.

Así nos dirigimos hasta El Bordo y una parada para el café, él vive 100, la gaseosa, la papa, el chorizo, la miada y la dormida. Seguimos en caravana y en camino al Patía fue cuando comenzamos a padecer con una pinchadura de la llanta trasera de la moto de Héctor; estábamos en medio de la nada, solo nos quedaba recurrir a…… si, a Milton y de nuevo la bomba de los pajeros empezó a funcionar; arrancamos con modificaciones en la distribución de las parejas: Milton se encartó con Leidy y Jhon Freddy con la pareja de Héctor, para quitarle carga a la llanta averiada. “Sentate en el tanque para que lleguemos más lejos” fue la sugerencia de algunos, pero al hacer caso omiso de eso llegamos a un punto muerto donde ya la herramienta que llevábamos no era suficiente para solucionar este nuevo percance, entonces la solución más fácil a las 4 de la mañana era desmontar la llanta y llevarla a una vulcanizadora en Remolinos, eso sí, rogando que hubiera al menos una abierta; y así fue, una con servicio 24 horas hizo el milagro. El encargado de esa tarea fue Jhon Freddy que llevo a Héctor y la llanta, luego volvió por un neumático que estaba en el famoso maletín y luego de vuelta con Héctor, llanta y neumático nuevos y el neumático de Milton cambiado por uno viejo. El recorrido se volvió habitual para Jhon Freddy por lo que pasó a la vuelta.

Los percances de Edwin y Héctor hicieron que Walter y su novia fueran conocidos como los nuevos mejores amiguis. Un apodo bien ganado debido a las paradas que hicieron, incluso devolviéndose de su recorrido para ver que nos había pasado. Lo hicieron en Rosas y luego en la primera parada por la moto de Héctor. Cuando paramos por tercera vez ya no lo volvimos a ver y la apuesta fue que ya no seguía con nosotros porque esas paradas nos retrasaban mucho. Pero la sorpresa fue cuando Jhon Freddy nos dice con un tono de admiración: “¿adivinen quién nos está esperando en Remolinos?” Si señores, los nuevos mejores amiguis estaban esperándonos.

A seguir con el viaje, con llanta nueva después de dormir, o al menos intentar hacerlo en la carretera con las motos al pie de una curva peligrosa, ya con el sol dando sus primeros rayos pasamos por Remolinos buscando el camino a Pasto sin antes parar por aire para la moto de Jhon Freddy. Ahora si a darle parejo sin descansar hasta Chachagüi en Nariño, esperar a los rezagados y armar de nuevo el grupo y tomar la foto de rigor. Después de tantas cosas que nos pasaron en el camino por fin llegamos a nuestro destino: Pasto la ciudad sorpresa nos recibía con un día soleado; era hora de sortear los trancones normales por el cierre de vías que se hace para el desfile de las carrozas. Luego de voltear, perdernos y seguir volteando llegamos a la zona del terminal de transportes donde se consiguen hoteles cómodos a buen precio. Ahí empezó otro viacrucis buscando habitaciones disponibles para nuestros acompañantes ya que la capacidad hotelera en esta época es de lleno completo; pero la fortuna nos sonreía nuevamente al encontrar habitaciones para todos en el hotel Lisimaco(?). A desempacar, tomar un baño y descansar para ir al desfile de las carrozas de los blancos. Milton y yo tenemos la suerte de contar con familiares que nos dan posada y nos atienden de una manera excelente, sin emociones desbordadas ni besos y abrazos pero de la manera adecuada, entonces el turno fue para nosotros e ir a hacer el mismo ritual.

Se llegó la hora de ir al desfile y como casi siempre fue un proceso reunirnos a la hora fijada, retrasos por los dormilones, perezosos y demás. Tuvimos que prácticamente sacarlos de la cama y salir con Edwin, Ana y su sonrisa y Leidy, atrás venían los súper amiguis con Jhon Freddy pero volvieron al hotel porque se les olvido algo: Héctor y su pareja! Los tres primeros hicieron la parada obligada para comprar gafas protectoras para el carnaval, el problema de ir con viejas es el que se tienen que medir todas las gafas para quedarse con las primeras que se probaron, pero bueno, seguíamos caminando buscando el desfile y paramos para darles tiempo a los otros 5 retrasados y que nos alcanzaran, compra de espuma de carnaval, licor y gaseosa para el trayecto y a seguir. Ensayamos que los tarros de espuma funcionaran bien entre nosotros para luego hacer un pacto de no agresión que todos rompieron, menos yo(?) Al fin llegamos al desfile y esperamos a los retrasados sin antes darles la bienvenida con espuma, talco y madrazos por hacernos esperar. Caminamos mucho para encontrar un sitio donde pudiéramos ver el desfile y tomarnos fotos, a pesar del cansancio, de que mi primo no quería y que nosotros estábamos más perdidos que hincha Americano en la liga (?) Milton se salió con la suya y fuimos a donde él nos llevó; Excelente sitio para disfrutar tranquilos de la majestuosidad del carnaval.

Fotos, carrozas, comparsas, personajes, espuma, talco, cosméticos consiguieron arrancarnos todas las sonrisas que aún nos quedaban. Lástima que el cansancio se impuso y nos obligó a irnos sin ver todas las carrozas, pero aunque faltaron muchas, valió la pena el esfuerzo.


FRONTERA Y LUEGO EL RETORNO

El lunes 7 de enero empezó de la misma manera que las reuniones anteriores: con retraso, esta vez la culpable fue la moto de Jhon Freddy que amaneció con el rin pinchado, a buscar una vulcanizadora y una tienda en donde vendieran sinteysolda para tapar el hueco, ese tiempo sirvió para que Milton llevara algunas maletas a guardar para alivianar el peso y dar comodidad en el viaje a Ipiales y a Tulcán en Ecuador.

Tanqueamos las motos con un ahorro del 30% en el costo de la gasolina y seguimos el rumbo hacia nuestro nuevo destino. Transito sin problemas, solamente una parada obligada para Edwin en un retén de la policía en El Cebadal y a seguir el camino hasta El Pedregal para el saludo de costumbre a Milton “sahumerio” Velasco, parada para descansar y recargar energía con un vive 100 y una taza de café. Continuamos el trayecto sin inconvenientes hasta Ipiales, donde paramos a descansar las nalgas; Cris y yo aprovechamos para comer los dulces típicos como el de chilacuán y de calabaza, mientras los demás trataban de tomarse fotos con las ovejas del sector. Al seguir tomamos el desvío hacia el puente de Rumichaca en la frontera con Ecuador, ahí pararon para las fotos de rigor en el puente viejo Edwin, Milton y Jhon Freddy; los demás continuamos hacia Tulcán para comprar dulces y visitar el cementerio. Una vez más nos embolatamos ya que ni Héctor ni Walter sabían a que iban a Tulcán, entonces a esperar a los demás que tenían el itinerario planeado. Llegaron y de una para el cementerio y luego a comprar dulces. Cris y yo aprovechamos que ya estaban reunidos nuevamente, y que Milton hacía de guía nuevamente, para no entrar al cementerio e ir a comprar los dulces para luego irnos a Ipiales a saludar a una persona muy especial. Trayecto corto para las fotos, visita al mirador del santuario de Las Lajas y para comer la carne de cordero en Los Chilcos. Luego la visita de rigor a Elizabeth Benavides y a esperar la llamada de los demás para seguir con el trayecto de regreso. Así fue, no tardó mucho en sonar el celular y en ponernos de acuerdo para seguir hasta Pasto con la parada nuevamente en El Pedregal para despedirnos y tomar café con tortillas, cortesía del viejo “sahumerio”. Ida sin percances pero con mucho frío ya que la tarde se terminaba y empezaba la fría noche nariñense.

Llegamos a Pasto y empezamos a organizar las motos con las maletas para el largo viaje de retorno, una vez más nos ofrecieron café con tortillas para el viaje. Despedida y agradecimiento a la familia por la atención y el hospedaje y rumbo a Cali.

Salimos a las 8:20 PM de Pasto para seguir el trayecto hasta que tuviéramos que descansar, pero nuevamente la llanta delantera de la moto de Edwin se pinchó, al parecer esa moto solo se pincha de noche cuando es muy difícil encontrar vulcanizadoras abiertas, la ventaja era que esa moto no disminuye el ritmo de una manera notable, seguimos hasta Chachagüi y Milton empezó con los problemas de estabilidad en la moto por las maletas que llevaba y no estaban bien balanceadas, paramos para amarrarlas bien y colocarlas de una manera que pudiera viajar sin moverse tanto. Paramos en Remolinos para arreglar la llanta de la moto pinchada en la vulcanizadora 24 horas que nos ayudó en la ida con la moto de Héctor. Rato para el sueño, para orinar, hidratar  y descansar. Jhon Freddy aprovechó también para chatear por FB desde su Smartphone nuevo hasta que le pidió carga y Leidy le dijo que lo dejará ahí; él fue muy obediente y lo dejó cargando mientras desvaraban a Edwin. Seguimos el trayecto sin problemas hasta que la moto de Walter fundió la farola, entonces empezamos a darle luz para poder transitar sin problemas y así fue hasta llegar a El Bordo donde él busco alguien que le vendiera un bombillo nuevo para cambiarle a la moto y continuar con el viaje, llevábamos buen tiempo de trayecto hasta ese sitio, sin percances que nos quitaran la ilusión de llegar a Cali en la madrugada del martes. Momento para la foto de rigor con la varada y los demás descansando y ¡oh sorpresa! Jhon Freddy no pudo tomar la foto porque: ¡SE LE QUEDÓ EL CELULAR EN REMOLINOS! Llamó y afortunadamente le contestaron pero la llamada transformó a Jhon Freddy que había dicho que lo recogía el próximo fin de semana pero cambió de opinión al oír al personaje que le contestó decirle que si le podía dar uso mientras él lo recogía y que le diera la “liga” por guardárselo. La solución devolverse solo, por el celular y luego alcanzarnos en el trayecto, pero después de tantas vueltas juntos decidimos esperarlo para seguir como veníamos, aprovechamos para descansar y Leidy para servirle de pista de baile a las cucarachas; Walter y Héctor decidieron seguir porque debían trabajar el martes y no podían acompañarnos así que nos despedimos de ellos y seguimos esperando. Luego de una hora nos comunicamos al celular de Jhon Freddy y nos dijo que siguiéramos, que él nos alcanzaba, le hicimos caso y continuamos el trayecto. Milton llevó a Leidy y continuamos con el recorrido, pero la sorpresa fue que se le quemaron las luces, entonces seguimos dando luz con Edwin hasta llegar a Rosas y esperar a que JF nos alcanzara. Así fue y después de contarnos las peripecias, de mostrarnos los yupis picantes que le robó a la señora después de darle 5000 pesos por guardarle el celular. Continuamos el recorrido con un ritmo más fuerte para llegar temprano a Cali, solamente paramos en Tunía para que Leidy dejara de joder con el queso pera; lo compró y seguimos. La última parada fue en Santander de Quilichao donde tomamos café por cortesía de Leidy, para despertarnos porque el sueño ya estaba haciendo mella. Desde ahí seguimos hasta el fin del recorrido sin parar.

Un éxito el viaje de ida y regreso, llegamos sanos y salvos con un cansancio desbordado que se quita en el momento que uno recuerda lo pasado y ve las fotos. Gracias muchachos y que ojalá se repita pronto.

*Los nombres de esta crónica fueron cambiados para no comprometer a los actores de la misma. (?)



1 comentario:

CRIVE dijo...

Paseo carnavalesco, en el cual las emociones, risas y color, desplazaron el cansancio para convertirlo en una experiencia hermosa con nuevos amigüis(?), que nos dejan varias anécdotas para recordar con agrado, muchas ideas, planes y viajes a realizar. ILU TCP